
En su defensa, ha argumentado que no sabía mandar SMS, y que su teléfono se había estropeado y estaba en reparación en una tienda, por lo que no poseía la tarjeta SIM usada para mandarlos. Testimonio que no pudo demostrar, por lo que lo calificaron de un testimonio sin fundamento.
Esta condena que algunos ven como excesiva, es porque la familia real tailandesa, está protegida por una ley sobre delitos de lesa majestad, una de las más severas hoy en día.
Fuentes bibliográficas:
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