Si el niño/a quiere un caramelo justo a la hora de comer, se le da, y luego no come, si prefiere irse a ver la tele después de haber estado jugando, sin recoger su cuarto, se le permite, no siendo responsable de sus actos, si ya no le gusta su móvil y quiere uno que es de última tecnología, se le compra, aunque dentro de dos días vuelva a pedir otro, si pese a sacar malas notas, quiere sacarse el carnet del coche y cómo no, un “cochazo” esperándole en la puerta, lo tiene, a lo mejor a los tres días está en el taller… quién sabe, si ese ya, no tan niño/a y sí adulto/a quiere un niño/a, lo adopta y cuando se canse de él lo abandona…para para para...
¿lo abandona? Sí, lo abandona.
Son ya 72 casos en la comunidad catalana, de abandonos de niños extranjeros y adoptados en la última década. Si no se adaptan bien al entorno, si alcanzan la adolescencia y no “les aguantan, o no saben cómo llevarles”, si generan problemas…los abandonamos:
66.7% menores de 10 años
23.7% entre 6 y 10 años (y dos de ellos no alcanzaban los tres años de edad)
63% adoptados del extranjero
37% adoptados de Cataluña
¿Veis estas cifras y estos hechos normales?
Porque yo no, oye que un niño, es una vida, y cada vida ha recorrido un camino diferente, habrá niños que hayan sufrido barbaries y otros menos, al fin y cabo NIÑOS, merecedor de una educación y una familia con un clima bueno. Y si no se está capacitado para ser padres, pues la solución es fácil, no comprometerse a ello. Un niño es una persona, como lo eres tú o como lo soy yo, es un camino aún por estructurar y recorrer, desde luego no es ni un coche, ni una habitación de juegos desordenada, ni un caramelo a deshoras, es una persona con sentimientos y vivencias.
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